
Andreas Gursky. Es difícil encontrar una analogía arquitectónica más acertada que una catedral para el Hong Kong Shangai Bank de Norman Foster. El desconcertante efecto de este monumento, que se eleva 180 metros sobre el horizonte de la isla de Hong Kong, se menciona en numerosas ocasiones cuando se intenta encontrar un paradigma para una productiva unión entre la arquitectura y el arte del ingeniero. Verdaderamente, Foster ha logrado crear una contrición fría: la cubierta exterior y la visible estructura constructiva del edificio nos abocan a un ejemplo modélico de estructuración transparente, sin resultar una reflexión directa sobre la tradición de la modernidad. El conocedor de su obra no ignora que Foster entiende las paradojas de la luz como elemento estructural. Una mirada retrospectiva hacia el edificio Willis Faber & Dumas, concluido en 1975, sitúa en primer término este eficaz efecto. Como una piedra preciosa negra, la construcción se extiende elegantemente por el entorno en dirección horizontal. Se trata de una moderna fortaleza inexpugnable, herméticamente cerrada mediante una membrana de cristal oscuro. El concepto artístico de Foster evidencia los quehaceres del interior utilizando la luz como medio: es el mismo edificio, que con la irrupción de la oscuridad y el efecto del alumbrado interior se transforma en un organismo transparente e iluminado. Esta particularidad de Foster –convierte la luz con sus distintos efectos graduales en un factor constitutivo integral de la arquitectura- alcanza en Hong Kong un grado de intensidad hasta entonces desconocidos. A través del horizonte nocturno, la vehemente aparición de la iluminada arquitectura en la noche de la isla atrae irremisiblemente la mirada hacia sí.Las fotografías de Andreas Gursky, creadas a mediados de los noventa, han conseguido retener la tensión expresada por este efecto mejor que ninguna otra representación gráfica. La disposición vertical de esta fotografía de gran formato obedece a la dinámica de este altísimo edificio. Como otras de sus obras, el artista apuesta aquí claramente por la autonomía de la imagen. El distanciado ángulo visual desde el que fija su enfoque, no nos habla en primera instancia del significado de tal imagen, que nos remite a una agilidad universal en la que se anula la división tradicional entre día y noche, en un movimiento intemporal. La arquitectura constituye aquí el marco que permite desarrollar la fuerza de la imagen mediante el entretejimiento de varios momentos tomados en detalle. Este tipo de búsqueda de una imagen <> parece recordarnos la sentencia de Mies van der Rohe:<>. Autor original: (MOHAMMED AFANA, Universidad de Arquitectura superior de Sevilla, España. afaneh2468@hotmail.com)
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