Niña huarina

Los aymaras y su cultura milenaria
Las 23 comunidades de Huarina, son aymaras. La gente se dedica a la agricultura, la pesca, el pastoreo, la artesanía y el comercio minorista, todo en pequeña escala. El hombre y la mujer aymara se han dado modos para sobrevivir a más que 500 años de invasión y colonización española. En este sentido, son creativos. Han creado formas para convivir entre dos culturas diferentes; la occidental y la andina. Viven el sincretismo religioso en sus fiestas patronales, y su esencia andina en las fiestas autóctonas.
Conocen y respetan a la naturaleza, miden la temperatura soplando sobre una piedra. A través del canto de los pájaros se anotician de ciertos acontecimientos y cambios climáticos que les permiten tomar las precauciones necesarias. Desarrollan su actividad cotidiana de acuerdo a su visión cósmica y telúrica, acorde con sus valores, costumbres y tradiciones.
Los aymaras lograron mantener viva su cultura. Por ejemplo, a través de la artesanía. Sus prendas de vestir tienen decorados únicos en su género, porque las mujeres tejen símbolos aymaras en cada una de ellas. La combinación de colores en los aguayos no se hace al azar. Cada color representa una región geográfica y sus diferentes terrazas ecológicas (el altiplano, el trópico, los valles y el oriente).
El hombre y la mujer aymara tienen una relación íntima con la naturaleza. Ésta se traduce en la composición de distintas melodías musicales para cada estación del año, con instrumentos fabricados por ellos mismos como la quena, la zampoña o la tarqa.
Los aymaras de las orillas del Lago Titicaca construyen desde hace siglos sus barcos típicos: las balsas de totora, que no requieren de motores o gasolina. Estos barcos ecológicos son construidos de manera muy original y con figuras en forma de animales, que tienen significado propio. La cerámica y la pintura van de la mano y fueron desarrollados de manera natural.
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